Los llamados trastornos de conducta son comportamientos agresivos, de oposición, desobedientes o desafiantes se encuentran a menudo en la población infanto-juvenil como parte de un desarrollo evolutivo normal. Establecer los límites en donde se debe acudir al profesional de la salud es difícil de concretar.
Los psicólogos tenemos en cuenta la frecuencia -cada cuánto tiempo ocurren-, la magnitud -si son considerablemente intensos- y la duración de los comportamientos. Otro criterio fundamental para diferenciar si estas conductas son evolutivas y “pasarán con la edad” es el grado de deterioro en el rendimiento del niño en dos o más de los ámbitos de su vida: escolar o laboral, familiar y social.
Los trastornos de conducta en niños incluyen afecciones que se manifiestan con problemas en el autocontrol del comportamiento y las emociones expresándose en conductas que violan derechos de los demás (por ejemplo: agresión, destrucción de la propiedad), o llevan al individuo a conflictos importantes frente a las normas de la sociedad o las figuras de autoridad. Estos trastornos se dan de forma más frecuente en el sexo masculino forma que en el sexo femenino.
”Para prevenir este tipo de patologías en la etapa infanto-juvenil es fundamental un diagnóstico precoz y una intervención temprana eficaz junto a un tratamiento multidiscilplinar de los síntomas.
Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH)
- Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo y es más frecuente y grave que el observado habitualmente en niños de su grupo de edad. Se caracteriza por dos grandes síntomas:
1. Desatención
- Incurre en errores frecuentemente por no prestar atención
- No sigue instrucciones, le cuesta organizarse y no finaliza tareas
- A menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido
- Se distrae fácilmente y es descuidado en actividades diarias
2. Hiperactividad
- Se mueve en exceso y le cuesta permanecer sentado
- A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio
- Corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo
- Interrumpe, habla en exceso y se precipita la respuesta sin haber terminado la pregunta
Trastorno negativista desafiante
Se presenta mediante un patrón persistente de conducta oposicionista, hostil y desafiante a las autoridades excesiva para el contexto sociocultural y el nivel de desarrollo del niño/a y que le causa un deterioro significativo en su funcionamiento social.
Algunos de los síntomas son:
- Se encoleriza e incurre en pataletas
- A menudo discute y desafía a adultos
- Rehúsa cumplir sus obligaciones, molesta deliberadamente a otras personas
- A menudo acusa a otros de sus errores o mal comportamiento
- Es susceptible o fácilmente molestado por otros

Trastorno explosivo intermitente
Se caracteriza por la presencia de un patrón aleatorio de reactividad conductual agresiva y desproporcionada sin un motivo ni objetivo concreto, ocasionando alteraciones o perjuicios graves en el entorno físico y social y el propio individuo. El síntoma principal son los arrebatos recurrentes sin previo aviso, sin intencionalidad y de una magnitud desproporcionada.
Trastorno disocial
Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales importantes propias de la edad.
Los síntomas más habituales son: agresión (intimida o amenaza, inicia peleas o ha manifestado crueldad física a personas o animales), destrucción de la propiedad, fraudulencia o robo (miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones), violaciones graves de normas (falta a clase, se ha escapado de casa o se salta prohibiciones paternas)
El origen de los trastornos de conducta en niños es multicausal. Además todos los factores actúan de manera recíproca y en interacción, debiéndose tener en cuenta el momento de su aparición.
Factores biológicos:
Se ha demostrado una alta correlación entre los factores biológicos (género, los factores pre y perinatales, y bioquímicos, la dieta, etc.) y el desarrollo de trastornos de conducta. Sin embargo, esta relación resulta bastante imprecisa al estar relacionada con otros muchos trastornos psicopatológicos y no se podría establecer claramente una relación de causa-efecto.
Factores individuales:
Más relación parece existir entre los trastornos de conducta y algunos aspectos de la personalidad(temperamento difícil, neuroticismo y extraversión, impulsividad, búsqueda de sensaciones, inestabilidad afectiva), cognitivas (dificultad en la solución de problemas, baja capacidad verbal, atribuciones y distorsiones cognitivas), dificultades en las habilidades sociales y pobre empatía, baja autoestima, bajo rendimiento escolar y otros trastornos asociados (déficit de atención, trastorno de autocontrol de impulsos, etc.).
Factores familiares:
Los factores familiares influyen fuertemente en el mantenimiento de los trastornos graves del comportamiento. La familia es el grupo de referencia por excelencia para el niño y donde se transmiten las normas, valores, actitudes y conductas. Algunas de las variables que se pueden incluir aquí son las siguientes: psicopatología de los padres (alcoholismo, drogadicción, conducta antisocial, depresión de la madre), familias desestructuradas (pérdida de uno de los padres, conflictos graves de pareja), estilos educativos (falta de supervisión, utilización excesiva de medios punitivos, mala calidad de las relaciones).
Los padres tendemos a pensar que estos comportamientos pasarán con la edad o son llamadas de atención de los niños. Si ves alguno de estos síntomas en la conducta de tu hijo, están creando una inadaptación en el colegio o en casa y te ves incapaz de manejarlos, busca tu psicólogo en Madrid.
”Estos comportamientos tienen solución si buscas ayuda a tiempo.
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