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No puedo dejar de pensar en la comida, me lo comería todo. Otras veces pienso en dejar de comer. Me miro al espejo y no me gusto nada. Veo a todo el mundo mejor que yo. No puedo concentrarme en los estudios, estoy triste y siento ansiedad. Tengo ganas de esconderme.

La prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria ha aumentado alarmantemente en los últimos años. Estadísticamente un 9% de la población sufre alteraciones frecuentes o significativas en su alimentación.

Hemos de tener en cuenta que la sociedad está estructurada alrededor de rituales relacionados con la comida.

Si te paras a pensarlo verás que prácticamente todos los eventos sociales (desde celebraciones importantes hasta quedadas con amigos) y muchos de los laborales (comidas de empresa, copas de negocios, etc.) tienen siempre la comida o la bebida de por medio.

A esto hay que sumar que desde que los niños son pequeños los adultos utilizan la alimentación como premio o castigo en función del comportamiento («si haces esto te compro chuches», «te castigo sin cenar lo que querías», «te has ganado un helado»…). Esto configura la idea de que la comida es mucho más que nutrición y forma parte de la ritualización social de la alimentación.

Comer nos puede calmar si estamos nerviosos o animar si estamos de bajón. A algunos se les cierra el estómago con las preocupaciones mientras que otros se comen la nevera de los nervios.

Es evidente que manifestamos gran parte de nuestro estado emocional a través de la comida y es fácil entender que este complejo vínculo puede torcerse y patologizarse.

¿Cuándo la forma de comer se convierte en enfermedad?

Todos hemos oído hablar de la anorexia o la bulimia pero la idea que se tiene socialmente de estas enfermedades dista mucho de la realidad.

Lo primero que hay que mencionar es que no son un capricho, una simple obsesión con el aspecto físico o algo que se elija. Son enfermedades de larga duración que requieren intervención inmediata y que ponen en peligro la salud de la persona.

La relación con la comida se convierte en un problema cuando aparecen importantes obsesiones con el peso, el aspecto físico o la alimentación, si hay un cambio drástico en tu forma de comer, o si las cantidades que ingieres o el tipo de comida tienen que ver con estar triste, aburrido o ansioso.

En relación a esto, es menos conocido pero muy frecuente el trastorno por atracón. Las personas que lo padecen ingieren grandes cantidades de comida en un espacio muy corto de tiempo. No tienen por qué tener obsesiones con el peso o la alimentación, pero estos momentos de descontrol alimentario les sirven para calmar su ansiedad.

¿Qué son los trastornos de la alimentación?

Los trastornos de la conducta alimentaria son graves afecciones psicológicas que se manifiestan fundamentalmente en la relación que la persona tiene con la comida y en la sobreimportancia que toma el peso y el aspecto físico.

Existen varios trastornos de alimentación, cada uno con un curso distinto de la enfermedad, con sus consecuencias y su tratamiento específico.

Sin embargo, es importante remarcar que en muchas ocasiones las personas fluctúan entre distintos problemas alimentarios a lo largo de la enfermedad. No se hablaría, por ejemplo, de una anorexia pura sino de una persona con trastorno de alimentación en fase anoréxica o restrictiva.

Los pacientes pueden tener etapas con un control patológico de la alimentación que tienen que ver con la anorexia y, en otro momento de su vida, empezar a descontrolarse, tener atracones y vómitos o conductas más relacionadas con la bulimia. Por lo tanto, encajar o no en una categoría concreta de un trastorno de alimentación es secundario: lo que hay que evaluar es la relación de la persona con la comida.

Tipos de trastornos alimentarios

Los distintos tipos de trastornos de alimentación corresponden a una clasificación médico-psicológica destinada a facilitar la comunicación entre profesionales de la salud. Sin embargo, como ya hemos explicado, en la mayoría de casos las personas fluctúan entre distintos trastornos.

Aunque comparten la raíz de la sintomatología (una gestión emocional a través de la relación patológica con la comida), cada trastorno alimentario tiene unas características y unas consecuencias concretas que merecen ser desarrolladas en profundidad.

Tratamiento de trastornos alimentarios

En EnMente Psicólogos contamos con expertas en trastornos de alimentación. Al ser enfermedades graves, de larga duración y que ponen en riesgo la integridad física (y en ocasiones hasta la vida) de la persona, se requiere una formación específica para realizar estos tratamientos. Las psicólogas Carmen Angosto y Laura Gómez cuentan con la formación y la experiencia necesarias.

Es importante remarcar que en la mayoría de casos, y sobre todo al inicio del tratamiento, es necesario combinar el trabajo psicológico con un buen control médico y psiquiátrico para reducir lo máximo posible el impacto de estas enfermedades sobre el cuerpo.

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