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Muchas personas tienen ansiedad y no son conscientes de que el malestar que están viviendo tiene este nombre. Otras se preguntan qué será lo que sienten los demás cuando dicen que tienen este problema.

En este artículo vamos a definir los síntomas y sensaciones que experimenta alguien con ansiedad. No es necesario tenerlos todos a la vez para considerar que tenemos ansiedad. Lo importante no son los síntomas por separado sino la suma e intensidad de los mismos.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad en origen es un mecanismo defensivo de activación ante situaciones amenazantes. Pone el cuerpo en alerta para responder a un temor externo. Esta forma de respuesta se da en todas las personas y es adaptativo cuando existe un peligro real externo que lo justifica. El problema se da cuando aparece en situaciones no razonables, ante estímulos que no generarían la misma reacción en todos.

La ansiedad tiene mucho de lo que hemos vivido, de las cosas por las que nos preocupamos (nuestra imagen, las relaciones personales, las expectativas personales, etc.). La ansiedad es una respuesta de la mente que pone en alerta al cuerpo ante situaciones en las que realmente no corremos peligro.

El temor agudiza los sentidos, la ansiedad los paraliza.

Síntomas de la ansiedad

Un síntoma es una alteración del organismo que uno reconoce como anómala. En términos de ansiedad podemos dividir estas alteraciones en función de dónde se perciban. De este modo tendremos síntomas fisiológicos cuando se producen en el cuerpo, síntomas psicológicos los que tienen que ver con los pensamientos y las sensaciones cognitivas y por último síntomas motores los que versan sobre el movimiento o conductas que hacemos provocadas por la ansiedad.

Por último, queremos definir una serie de sensaciones y pensamientos que puede experimentar alguien con ansiedad para acercarnos a un relato subjetivo de esta vivencia y alejarnos de los tecnicismos médicos o psicológicos.

Síntomas fisiológicos de la ansiedad

  • Taquicardias o palpitaciones: sentir una fuerte presión en el pecho.
  • Falta de aire.
  • Molestias de estómago: dolor, malestar, ardor, problemas en el baño.
  • Sensación de nudo en el estómago.
  • Mareos, inestabilidad.
  • Sudoración.
  • Tensión y rigidez muscular
  • Dolor de cabeza, de cuello.
  • Si la activación es muy alta o persistente en el tiempo pueden aparecer alteraciones en la alimentación, en el sueño (insomnio) o en el apetito sexual.

Síntomas psicológicos de la ansiedad

  • Sensación de agobio, de inquietud, de amenaza o peligro inminente.
  • Miedo a perder el control, a volverme loco o a morirme.
  • Incertidumbre.
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Problemas de concentración.
  • Sensación de extrañeza, despersonalización*.
  • Pensamiento acelerado
  • Pensamientos obsesivos: estos pensamientos se caracterizan por ser invasivos y persistentes. Aunque nos esforcemos en pensar en otra cosa vuelven a aparecer.

* La despersonalización es un síntoma psíquico por el cual sientes que no te reconoces a ti mismo en tus pensamientos, ideas o sensaciones. Que lo que estás viviendo no es propio de ti. Si se mantiene en el tiempo, esta sensación puede, por sí misma, generar mucha angustia en la persona que la padece.

Síntomas motores de la ansiedad

Se consideran síntomas motores a las conductas que realizamos potenciadas o iniciadas por la ansiedad.

  • Fumar o beber en exceso.
  • Mover las piernas (síndrome de piernas inquietas) o las manos nerviosamente.
  • Comer en exceso o comer menos (algunas personas dicen que los nervios les cierran el estómago).
  • Evitar lugares o situaciones que nos generan malestar (irnos de un centro comercial, no ir a una reunión en la que tenemos que presentar algo, etc.).
  • Sentir dificultad para estarse quieto.
  • Movimientos torpes.
  • Sensaciones y pensamientos

Vamos a compartir un relato en primera persona de una experiencia de ansiedad. Es importante recordar que cada persona experimenta ansiedad de distintas formas y en muchas intensidades por lo que este ejemplo puede parecer limitado o no reflejar todos los síntomas anteriormente mencionados.

Lo primero que siento suele ser la sequedad en la boca y un malestar físico que a veces tardo en identificar. «¿Qué me está pasando?» No, no está ocurriendo nada, estoy tranquilo, sentado en esta cafetería, no me han dicho nada que me haya ofendido o molestado y sin embargo siento calor en distintos lugares de mi piel.

Me sudan las manos, mis piernas se mueven solas y…¡oh! El corazón me va a mil por hora. Parece que golpea violentamente contra mi pecho por dentro.

«¿Qué ocurre? Algo no va bien, algo va muy mal, algo malo me va a ocurrir. ¿Cómo termino con esta sensación?» Saco el móvil, nada, no hay nada y no recuerdo para qué lo había sacado. Hace unos minutos que no escucho la conversación que ocurre fuera de mi cabeza, prefiero levantarme.

«¿Le molestará a alguien si me salgo solo a fumar? Me estoy agobiando.» Me salgo y el aire fresco no me calma. No me encuentro bien. Vuelvo dentro a ver si la conversación me distrae de estas sensaciones tan molestas. Me duele la tripa.

«¿Qué hemos cenado? ¿Me habrá sentado algo mal? ¿A los demás también les dolerá la tripa?» Cuando entiendo qué ocurre, mi cabeza ya se ha acelerado sin control alguno hacia pensamientos catastróficos.

«Otra vez esta sensación, otra vez la ansiedad. No voy a ser capaz de controlarlo, de controlarme. Me encuentro mal. Todos lo van a notar. Eres un inútil, no puedes ni salir a cenar tranquilo sin que te pase algo. Tienes que salir de aquí, vete a casa, paga y vete ya»

Esta escena nos ayuda a entender que muchas veces la ansiedad no se ve, los demás pueden no darse cuenta de lo que te está ocurriendo pero las sensaciones internas son angustiosas y desagradables.

En grados mucho menores, todos tenemos este tipo de sensaciones incluso a diario. Por eso es importante darles voz, luchar contra el estigma y entender que ansiedad no tiene nada que ver con la debilidad.

Existen una serie de trastornos en los que el síntoma predominante es la ansiedad. Si quieres conocerlos pincha en la ansiedad es incapacitante. Pero no es necesario llegar a estos extremos para consultar con un profesional. La ansiedad es una de las peores sensaciones con la que convivimos, de esas que nos resignamos a sufrir en silencio.

Sin embargo, desde EnMente tenemos profesionales expertos que pueden ayudarte a recuperar bienestar psicológico.

Queremos ayudarte

Si al leer el artículo te sientes identificada/o y tu ansiedad te interfiere significativamente en el día a día, no dudes en pedir una cita con EnMente. Nuestras psicólogas expertas pueden ayudarte a sentirte mejor.

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