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¿Porqué hablamos de TOC en la familia? El Trastorno Obsesivo – Compulsivo (TOC) es una enfermedad incapacitante que afecta tanto a la persona que lo padece como a los familiares que conviven con el.

Después de dar tumbos durante años sin entender qué pasa, cuando la familia recibe un diagnóstico, encuentra un alivio. La medicación, psicoterapia y apoyo familiar, son las tres variables que facilitan la mejoría de esta enfermedad emocional y conductual.

La mayoría de las personas con TOC tienen altibajos. Pueden pasar largas temporadas donde los síntomas obsesivo-compulsivos se han reducido y las familias confian en que ya no reaparecerán. Al ser una enfermedad fluctuante, los familiares se frustran y abaten.

Si entendemos el TOC como una manera de controlar o calmar situaciones amenazantes, es entendible que el estrés y los cambios sean grandes desencadenantes de la aparición de síntomas.

En muchas ocasiones los familiares de una persona con TOC, están totalmente desorientados sobre como actuar para ayudar a la persona afectada.

La familia puede desconocer o no entender el problema y para que no surjan conflictos, terminan todos viviendo con “las reglas del TOC”.

La acomodación familiar se refiere a las formas en que los miembros de la familia participan en la ejecución de los rituales, la evitación de situaciones que provocan ansiedad o la modificación de las rutinas diarias para ayudar a familiares con trastorno obsesivo-compulsivo.

¿Cómo puede actuar la familia?

1.- Como ya hemos dicho, el trastorno obsesivo-compulsivo es un cuadro clínico grave en el que el propio enfermo es consciente de lo absurdo de su comportamiento, pero no puede dejar de pensar (obsesiones) o de actuar (compulsiones, rituales), y puede ser causa de una gran incapacidad relacional, social y laboral.

2.- Es por eso por lo que la actitud fundamental de la familia ha de ser de comprensión con el paciente y sus actuaciones, para que no se sienta descalificado o ridiculizado.

La familia no debe impedir la actividad ritualista del enfermo de trastorno obsesivo-compulsivo, pues ello produciría mayor ansiedad en él.

Aunque otras personas puedan sentir que la conducta compulsiva es incoherente e irracional, para alguien compulsivo estas acciones son necesarias; si no las realiza, ello le genera angustia, ya que el impulso se contiene y no encuentra salida.

El manejo de las obsesiones-compulsiones no es racional. Por eso los familiares no pueden apelar a lo absurdo de las acciones obsesivas, pues el mismo paciente tiene conciencia de que son innecesarias, pero no puede evitar realizarlas.

3.- La recriminación o el enfado por parte de los familiares no es la mejor medida para que el obsesivo abandone los rituales. No podemos persuadirle de que no realice las conductas anómalas, sino simplemente acogerlo con paciencia.

4.- También debemos evitar el otro extremo: participar en los rituales obsesivos (lavarse las manos, comprobar constantemente si tiene algún grano por el cuerpo, etc.)

No obstante, esto hay que hacerlo de forma gradual, aunque es conveniente no entrar en el juego del paciente. Éste descargará su angustia de forma inmediata, pero es una forma de reforzar su estructura obsesiva.

5.- Se debe hablar con el familiar con trastorno obsesivo-compulsivo sobre la necesidad de poner límites a sus rituales, comprobaciones, etc. aunque momentáneamente esto le produzca angustia. “Como te quiero, rechazo participar en una conducta dañina”; “sé que es duro y que puede alterarte, pero es mejor si no llevo a cabo este ritual por ti”; “el psicólogo me ha instruido para que no participe, y él sabe de lo que habla, y hemos decidido confiar en su juicio”.

6.- También es importante no olvidarse de los otros miembros de la familia. Muchas veces los pacientes centran la atención de toda la familia, y se tiende a olvidar a otros miembros que también la requieren.

7.- Por último, es importante poner en práctica todas las medidas que favorezcan el desarrollo de la autoestima del familiar afectado por un TOC, mostrando gran interés por todas las acciones que realice, sobre todo las que no estén relacionadas con sus rituales compulsivos.

Cuanto más se sabe sobre el TOC, más optimista se puede ser sobre el tratamiento y recuperación.

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