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Muchas personas tienen una idea errónea sobre lo que es una adicción, solemos pensar que solo tiene que ver con las sustancias prohibidas.

Dentro de las adicciones existen dos grupos: las adicciones químicas (cocaína, heroína, cannabis, alcohol, etc) y, por otro lado, las adicciones de las que vamos a hablar en este artículo.

¿Cómo se definen?


Las adicciones sin sustancia, sociales o comportamentales van en aumento. Los estudios dicen que en las dos últimas décadas, debido al estrés excesivo al que nos vemos sometidos, buscamos con ansia momentos de relajación mediante distractores. Esa necesidad de obtener placer inmediato que nos haga olvidar los problemas de la vida cotidiana posee una fuerte capacidad adictiva.

Toda conducta es susceptible de convertirse en adicción.

Por ello, cualquier desmedido de alguna actividad puede desembocar en una adicción sin necesidad de que haya una sustancia química de por medio. De hecho, existen hábitos de conducta que no tienen por qué ser ofensivos pero que, en determinadas circunstancias, y según el uso que se les dé, pueden interferir en la vida cotidiana y convertirse en una adicción.

¿Qué personas son más proclives a padecer una adicción?


La dificultad en el afrontamiento de los problemas, una baja autoestima, la impulsividad, la no tolerancia a estímulos físicos o psicológicos desagradables como el dolor o la tristeza, el estado de ánimo depresivo o disforia y la búsqueda de sensaciones fuertes aumentan la predisposición y la vulnerabilidad para que un sujeto desarrolle una adicción.

El ser humano tiende a repetir las conductas que le originan consecuencias satisfactorias y por ello que ciertas conductas pueden generar comportamientos adictivos.

El consumo de ciertas sustancias o drogas proporciona un aumento considerable del neurotransmisor llamado dopamina, este genera en la persona una sensación de euforia o subidón.

El aumento de la dopamina no solo se asocia al consumo de sustancias sino que además puede generarse a través de otro tipo de conductas como son: juego, relaciones sexuales, atracones, compras etc.

El reforzador que mantiene la conducta adictiva, pasa de ser positivo a negativo en el proceso en el que se desarrolla la adicción.

Las conductas adictivas inicialmente son mantenidas por un reforzador positivo como es el placer experimentado o subidón descrito, pero a medida que la conducta se mantiene, dicho reforzador acaba siendo negativo y responde a la necesidad de no experimentar la ansiedad que sienten al no llevar a cabo dicha conducta.

El trastorno adictivo social ha sido erigido el emblema de la psicopatología de la postmodernidad.

Una conducta se transforma en adictiva cuando el sujeto pierde el control ante el inicio o cese de la conducta, desarrolla una dependencia (no le es fácil dejar de pensar en dicha conducta), desaparece el interés por otras actividades que previamente le resultaban placenteras, mantiene la conducta a pesar de ser consciente de sus consecuencias negativas y experimenta una sensación de malestar cuando no puede llevar a cabo dicha conducta el síndrome de abstinencia.

¿Cuáles son las adicciones sin sustancia?


Adicción a internet

El uso de internet está muy normalizado en la época en la que vivimos. Aunque esta herramienta en un psicologo adiccion tecnologiasprincipio nos permite hacer mejoras en nuestro día a día, su uso puede derivar en una adicción en algunas personas.

La persona que posee una adicción a las nuevas tecnologías se caracteriza por una dedicación exclusiva o tiempos de conexión muy prolongados que pueden llevarle a descuidar ciertas áreas importantes de su vida como el trabajo, las relaciones sociales, la alimentación, el descanso, etc.

Adicción al trabajo

La intensa implicación en el trabajo ha sido valorada como positiva históricamente en la sociedad. En la actualidad, se intenta promover la idea de equilibrio entre el trabajo, el ocio y el descanso como clave para el bienestar del sujeto. Sin embargo, la idea de que a mayor consumo mayor estatus y por tanto mayor felicidad, está generando que ciertas personas desarrollen una conducta adictiva al trabajo.

La fuente de placer de esta conducta reside en la búsqueda de éxito y poder que una persona puede adquirir a través de su desarrollo profesional.

El paso de una conducta normal en el trabajo a una conducta adictiva se da cuando el sujeto se sobreimplica y desarrolla dificultades serias para establecer límites a su dedicación al trabajo. Esta falta de límites repercute de manera negativa en otras áreas importantes de su vida: ocio, relaciones familiares, sociales y de pareja y su salud física y mental.

Nuevas adicciones: sin sustancia

Adicción al juego

El uso de los juegos de azar está muy presente en nuestra sociedad. La facilidad para acceder al juego, la inmediatez de la recompensa y la falsa sensación de control en el sujeto hacen que el juego suponga una conducta con alto riesgo de transformarse en adictiva.

El juego pasa a ser patológico cuando el sujeto no posee control para iniciar o finalizar la conducta y mantiene la conducta incluso cuando las pérdidas económicas han alterado significativamente las diferentes áreas de su vida.

Adicción al sexo

Los comportamientos que caracterizan a una persona adicta al sexo pueden ser: frecuentes relaciones sexuales con personas anónimas, habituales relaciones extramatrimoniales, múltiples relaciones con prostitutas, uso abusivo de material erótico o pornográfico, masturbación compulsiva, intentos fallidos para eliminar o reducir la conducta compulsiva y posibles problemas judiciales asociados a su conducta sexual.

Adicción a las compras

La adicción a las compras o consumo compulsivo consiste en la adquisición impulsiva e incontrolable de objetos no necesarios.

El placer en este acto reside en la propia conducta de comprar y no en el producto adquirido en sí. Ante un estado de ánimo bajo o disfórico la persona siente el deseo irrefrenable de realizar compras. Las diferentes etapas, dentro de la realización de la compra (realizar el pago, ser atendido, tener contacto con las bolsas y productos, etc.) generan n un primer momento una sensación de placer en el individuo que dará paso a un sentimiento de culpa y arrepentimiento posterior que favorecerá el reinicio del proceso.

Adicción a la comida

La adicción a la comida consiste en la ingesta brusca o atracón de comida precedida de una sensación de inquietud o desasosiego previa.

El atracón se realiza a solas, en un corto espacio de tiempo (entre 20-60 minutos) haciendo uso de productos muy calóricos que provocar que se pueda llegar a consumir entre 1000 y 5000 calorías/atracón.

Primeramente la ingesta produce una sensación de placer e incluso de gratificación, pero posteriormente el individuo experimenta sensaciones desagradables a nivel tanto físico como psicológico.

Si conoces a alguien cercano en esta situación o tú mismo estás experimentando la pérdida de control en alguna de estas áreas, consulta con los psicólogos expertos en adicciones de EnMente.

Comprender el origen y las variables que mantienen esta conducta facilitará su eliminación.

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