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Todo el mundo se siente ansioso en alguna ocasión. Hay situaciones cotidianas como asistir a un evento importante, tener que ajustarse a un plazo de entrega o incluso el estar en un atasco que te hace llegar tarde, que pueden resultar estresantes, nos pueden poner nerviosos en mayor o menor medida.

Experimentar estas formas leves de ansiedad puede ayudar a una persona a estar más alerta y prepararse para hacer frente a un desafío o a una situación amenazante. De hecho se dice que:

La ansiedad en origen era simple activación. La persona se preparaba para responder a lo que podía venir.

Igual que preocuparse es ocuparse anticipadamente, la ansiedad es activarse con antelación. El problema está cuando la activación es extrema y la preocupación persiste aunque la situación ya no lo requiera. Entonces podemos encontrarnos ante trastornos de ansiedad.

En la sociedad actual tenemos infinitos motivos para activarnos, para intentar prepararnos y anticiparnos a las posibles circunstancias adversas.

  • No sé lo que me va a pedir mi jefe pero tendré que responder en el acto.
  • No sé si llegaré a tiempo, todos sabemos que la M30 por la mañana está imposible.
  • El chico me está mirando y fijo que se está aburriendo conmigo. No sé qué decir.
  • Quizá no esté suficientemente preparado para este trabajo, en la entrevista se darán cuenta.
  • Tengo una hora para visitar a dos clientes potenciales y comer en el camino.

¡Qué difícil es estar preparado para todo! Quizá son demasiadas las exigencias del día a día. Quizá el ritmo de vida que llevamos está a doble velocidad. Lo que está claro es que todos tenemos ansiedad. A veces nos activa y nos ayuda, otras veces se nos dispara y nos limita.

Hay distintos tipos de trastornos de ansiedad, cada uno con sus características propias:

  • El trastorno obsesivo-compulsivo (o TOC, por sus siglas). Además de la presencia de pensamientos recurrentes e incontrolables (obsesiones) y de los rituales (compulsivos) se caracteriza por una desbordante ansiedad que se trata de controlar por medio de esos actos. Os invito a ampliar el tema con el artículo sobre TOC.
  • Las fobias específicas o sociales se caracterizan por un miedo excesivo a estímulos o situaciones que a la mayoría de personas no les provoca esa reacción.
  • El trastorno de estrés postraumático (o TEPT) se caracteriza por una incontrolable angustia a raíz de un trauma. Hace unos meses escribimos sobre él en el siguiente artículo sobre TEPT.
  • Ataques de pánico o crisis de angustia. Se determinan por la aparición súbita de sentimientos muy intensos de terror o pánico. Generalmente no se identifica un detonante concreto sino que de pronto aparece un miedo incontrolable que genera un fuerte malestar físico y psíquico. Aparecen palpitaciones, hormigueos en las extremidades o incluso un punzante dolor en el pecho o la cabeza que dispara. Estos síntomas disparan el miedo y los pensamientos más recurrentes son de miedo a morir (pensamos que estamos sufriendo un ataque al corazón o algún problema físico terrible) o de temor a perder el control y volverse loco. La incertidumbre de no saber cuándo o por qué se va a presentar un crisis genera mucho miedo y lleva a la persona a limitar sus actividades habituales. Las conductas de evitación suelen entrar en conflicto con sus obligaciones laborales, familiares, etc.
  • Trastorno de ansiedad generalizada. Los miedos y preocupaciones se extienden a un amplio abanico de actividades o acontecimiento de la vida diaria. Circunstancias normales o cotidianas generan la sensación constante de que algo malo está a punto de suceder. Esta ansiedad se acompaña con síntomas físicos como problemas para concentrarse, para dormir o fatiga. La causa de la ansiedad se diluye pero las preocupaciones dominan el día a día e impiden a la persona atender a las tareas que está realizando. Es un trastorno que afecta a todos los ámbitos de la vida de la persona que suele ver rápidamente disminuir su bienestar, calidad de vida, relaciones y autoestima.

Como veis, la ansiedad no es ninguna tontería y puede llegar a ser incapacitante.

Va siendo hora de que le demos la importancia que merece y le prestemos atención.

La ansiedad y la depresión ya son la primera causa de baja laboral en España.

Es cierto que tenemos que atender a demasiadas demandas en nuestro día a día pero tenemos que empezar a escucharnos.

Lo primero es identificar cuando el malestar es excesivo, cuando siento que la situación se descontrola o que yo mismo/a pierdo el control. Y si la situación se repite no esperar a que se pase sola.

Nuestra mente está gritando que no soporta tanta tensión, si no la escuchas y atiendes… gritará más y más fuerte hasta que le prestes atención.

No esperes a que se vuelva insorportable. Consulta lo antes posible con tu psicólogo para que pueda ayudarte a reconocer, manejar y superar tu ansiedad.

Queremos ayudarte

Si al leer el artículo te sientes identificada/o y el malestar con tu físico te está causando gran ansiedad y te interfiere significativamente en el día a día, no dudes en pedir una cita con EnMente.

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