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¿Qué es el miedo?

El miedo es una reacción del organismo ante una situación que consideramos peligrosa. El miedo, como parte de nuestra evolución filogenética, es una emoción que nos ha servido para protegernos y conservar la supervivencia.

Gracias al miedo evitamos ponernos en situaciones de riesgo donde nuestra vida puede estar comprometida. Es una manera de estar alerta.

El miedo es adaptativo. Es una forma de protegernos ante los peligros.

Cuando hablamos de ansiedad nos estamos refiriendo a un temor subjetivo. Por eso, cualquier objeto o situación, aparentemente inocuo, puede ser susceptible de convertirse en fóbico.

Hay personas que sufren ansiedad ante un plato de comida o a observar su propio cuerpo; otros temen dormir o a ver a una persona determinada.

La fobia es un trastorno caracterizado por una ansiedad intensa a un objeto o situación específica. Todos los seres humanos experimentamos ciertos miedos pero, ¿cuáles son los criterios para diferenciar un miedo sano de la ansiedad patológica?

  • La intensidad. El miedo es desproporcionado al peligro real que plantea el objeto o situación específica y al contexto sociocultural.
  • La duración. Es persistente y dura seis meses o más.
  • La evitación. La conducta común de las personas que sufren una fobia es huir del objeto o situación temida. Sienten tanto malestar el exponerse al objeto fóbico que tratan por todos los medios de no enfrentarse a ello.
  • La interferencia en el funcionamiento de la persona. El malestar provoca un deterioro social, personal o laboral generando un comportamiento desadaptado.

Tipos de fobias

Existen centenares de fobias pero a grandes rasgos podemos clasificarlas en tres grandes grupos:

Fobias específicas que se refieren a distintos temas: animales, entorno natural (alturas, tormentas), sangre, situaciones (a la oscuridad, a conducir, a montarse en un avión, a estar encerrado).

Fobia social: miedo a ser juzgado o a hacer el ridículo, sensación de que la gente nos mira o preocupación por ser el centro de atención, son algunos de los síntomas.

Agorafobia: miedo a las situaciones donde el escape resulta difícil o avergonzante. Suele ocurrir en espacios abiertos o públicos.

Las fobias pueden aparecer en la infancia, la adolescencia y en la vida adulta.

¿Cuál es su origen de las fobias?

Muchas de las fobias aparecen tras un acontecimiento traumático con el objeto o situación en cuestión. “Ví un accidente de coche y desde entonces me da mucho miedo conducir” “El otro día fui a hacerme unos análisis y me puse tan nervioso que la enfermera no pudo sacarme sangre” “Antes me encantaban los centros comerciales. Ahora me entra mucho agobio y tengo tanto miedo a desmayarme que he dejado de ir”.”Hace unos meses iba paseando tranquilamente y un perro me empezó a ladrar y a seguir que cada vez que vuelvo a ver un perro tengo la necesidad de salir corriendo”

En ocasiones la fobia se instala justo después del acontecimiento ansiógeno pero en otras aparece meses después. Como hemos explicado anteriormente, la fobia funciona como una coraza que nos protege de dicha situación u objeto.

El cerebro, que en un momento dado ha experimentado un gran malestar cuando estaba en contacto con el objeto o situación, se dice a sí mismo “Qué miedo he pasado, yo no vuelvo a sentirme así otra vez” y genera una defensa que rechaza con todas sus fuerzas volver a encontrarse en la misma situación de temor.

La fobia es una manera de poner fuera una angustia interna.

Por otro lado, la fobia es una manera que el cuerpo aprovecha para trasladar un miedo dificilmente definible interno a un miedo específico puesto fuera. Ese temor que atribuimos sin motivo a un objeto o una situación es una manera de elaborar la angustia, de darle un nombre.

Cuando no podemos tolerar ni podemos explicarnos nuestros conflictos internos podemos tratar de atribuirles su origen a un objeto externo que los represente simbólicamente y así podemos liberarnos de ellos, evitándolos.

Es decir, es más fácil tener un miedo definido y específico a un ascensor, a las agujas o a las alturas que reconocer que tengo miedo al futuro, a romper con mi pareja o a la muerte de mis padres.

Por eso algunos psicólogos consideramos que los síntomas son la mejor manera que uno ha encontrado para manejar su angustia interna. Por muy dolorosa e incapacitante que sea la fobia, no solo basta con eliminarla, sino que es necesario comprenderla.

¿Cómo se trata una fobia?

Existen numerosos tratamientos para reducir o eliminar una fobia. Dentro de la terapia psicológica hay dos maneras:

Dirigidas al síntoma que la persona trae. El objetivo de la terapia es trabajar de manera focalizada la fobia específica. Consisten en ir acercando poco a poco a la persona con los objetos de sus fobias, primero guiándola a pensar en ellos, luego a través de hablarlos, quizá después ver imágenes y videos, hasta que pueda estar en contacto con el objeto en sí mismo. Esto se hace acompañando a la persona y ayudándola a gestionar la angustia que se va despertando en ella en cada escala del proceso.

La intención es desarrollar en la persona la sensación de confianza en que puede controlar su angustia, se le brindan herramientas para hacerlo y así se le ayuda a recuperar el control sobre sí misma y que había perdido ante la fobia.

Algunas técnicas son: Cognitivo-conductuales como la desensibilización sistemática, la exposición en imaginación o en vivo, el debate y confrontación sobre los pensamientos irracionales, hipnosis o técnicas de reprocesamiento cerebral al trauma como EMDR o SHEC, entre otras.

Dirigidas a entender el origen de esa fobia. Consiste en descubrir y analizar el porqué de ese síntoma, es decir identificar y resolver la fuente de la angustia.

La mayoría de las ocasiones lo irracional del miedo en la fobia es indicio de que el temor realmente proviene de otras fuentes y que el objeto fóbico solo es aquel donde se desplazó.

La ventaja de este enfoque es que ayuda a resolver la angustia desde el origen, evitando que vuelva a manifestarse ante otra cosa o situación.

Como hemos hablado en numerosas ocasiones, la mayoria de lo problemas emocionales son formas que tiene el cuerpo de avisarnos que algo no va bien.

En nuestra experiencia, solo trabajar el miedo concreto lleva a la persona a una mejoría más rápida pero poco mantenida en el tiempo.

En general las personas que hacen un tratamiento focalizado en su fobia y no profundizan en las causas, a la larga suelen desarrollar otros síntomas.

Desde EnMente psicólogos te ofrecemos un tratamiento integrador con el objetivo mejorar tu calidad de vida y bienestar emocional a largo plazo.

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