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Tengo una lucha constante con la comida. Mi cabeza solo piensa en comer y a la vez en saltarme cualquier comida. Odio la sensación de hambre. Me doy asco cuando me miro al espejo. Voy por la calle y no puedo dejar de mirar el cuerpo de todas las chicas que me cruzo. Estoy irritable y molesta. No tengo nada interesante que ofrecer, ¿a quién le voy a gustar?

Síntomas de la anorexia


Lo primero que debemos de tener en cuenta es que la anorexia suele diagnosticarse de forma tardía. La sintomatología es ocultada por las personas que lo sufren que dedican importantes esfuerzos y recursos a que nadie descubra lo que hacen o por lo que están pasando.

Por ello, desde EnMente creemos en la importancia de formarse en prevención y de difundir técnicas de detección de trastornos alimentarios en colegios y centros de formación.

Los principales síntomas de la anorexia son:

– Síntomas conductuales o de comportamiento

  • Pérdida considerable de peso en muy poco tiempo
  • Alternar periodos de ayuno o semiayuno con ingesta controlada (saltarse comidas, no comer en todo un día porque ayer ya comí algo que se sale de mi dieta, etc.)
  • Mantener una dieta restrictiva a pesar de que objetivamente no se tiene sobrepeso
  • Recurrir a los vómitos, utilizar laxantes, diuréticos o consumir agua de forma excesiva para no aumentar de peso
  • Hacer ejercicio físico en exceso o de forma obsesiva

– Síntomas psicológicos

  • Aumenta la ansiedad y termina por generalizarse a todos los ámbitos de la vida
  • Irritabilidad y cambios de humor
  • Sentimientos muy críticos hacia uno mismo, necesidad de alcanzar siempre la perfección en todo lo que se hace
  • De dar una importancia excesiva al peso y al cuerpo, se pasa a la obsesión
  • La autoestima se ve muy afectada y depende casi por completo del peso, el cuerpo o la imagen. «Yo soy mi cuerpo»
  • Obsesiones con la alimentación: los alimentos, las calorías, la forma de comerlos, etc.
  • Distorsión de la imagen corporal. Las personas con anorexia tienden a verse más grandes de lo que realmente son

– Síntomas físicos

  • Delgadez extrema o pérdida significativa de peso en poco tiempo
  • Problemas y dolores de estómago: estreñimiento, diarreas
  • Disminución de la temperatura corporal: menor tolerancia al frío
  • Inflamación de las articulaciones
  • Caída del cabello
  • Uñas quebradizas
  • Dolores de cabeza
  • Cansancio extremo intercalado con momentos de hiperactividad
  • Osteoporosis (problemas en los huesos)
  • Problemas cardíacos
  • Calambres musculares
Anorexia

Causas de la anorexia


Como la mayoría de los problemas psicológicos, en las causas de la anorexia interfieren factores de índole cultural, psicológica y familiar. Además hay que tener en cuenta que existen factores predisponentes a la enfermedad y otros que se consideran desencadenantes.

Factores culturales: aunque la anorexia no es un trastorno reciente, el crecimiento de su prevalencia se ha disparado en las dos últimas décadas. En la actualidad, la cultura de la imagen, la presión social por alcanzar unos cánones de belleza imposibles afecta en mayor o menor medida a todo el mundo.

El bombardeo mediático del culto a la delgadez y a la belleza es constante. Existe una idea social, y estudios que se han empeñado en corroborar, que tener una buena apariencia física facilita el éxito social y profesional.

Muchos de los adolescentes que hoy están desarrollando problemas de la conducta alimentaria han crecido ya en la era de internet, de las pantallas y de la enorme importancia a la imagen. No es de extrañar que el mensaje haya calado hondo.

Factores psicológicos: hay ciertas características de la personalidad que correlacionan con la anorexia como puede ser el perfeccionismo, la inteligencia o la necesidad de control.

Suelen ser personas con un expediente de éxito académico. También manifiestan un nivel de auto exigencia muy alto, de hecho en los primeros momentos de restringir la comida suelen vivir el sentimiento de no caer en la tentación de comer nada como un logro personal, como una muestra de su autocontrol.

La baja autoestima, los problemas de ansiedad o la tendencia a la depresión también son factores de riesgo.

Factores familiares: se sabe que tener familiares con antecedentes de problemas de alimentación, obesidad o excesivas preocupaciones por la imagen, puede predisponer a los trastornos de alimentación.

Es muy importante conocer la cultura familiar en la que se ha criado la persona en relación a la comida y valoración de la apariencia física. También las familias en las que se da mucha importancia al éxito y a los resultados académicos y profesionales sin valorar el trabajo realizado pueden facilitar una anorexia.

Se sabe que los traumas infantiles, los abusos, la falta de cuidado o protección en la infancia correlacionan con trastornos de alimentación.

Factores desencadenantes: son infinitas las situaciones que pueden desencadenar una anorexia. En muchos casos suele ser el comienzo de una dieta hipocalórica.

En ocasiones puede tener que ver con un trauma relacionado con el cuerpo, ya sean abusos o el descubrimiento de la sexualidad.

También puede desarrollarse a raíz de una época de estrés por fuertes exigencias externas (iniciar una relación de pareja, selectividad, demandas laborales, etc.).

Cómo reconocer a alguien con anorexia


Una de las principales características de estos trastornos es que son de detección difícil y, por lo tanto, de diagnóstico generalmente tardío.

Al principio no es nada fácil ver que una persona que está perdiendo peso, cuidando su alimentación o yendo al gimnasio en exceso, en realidad puede estar iniciando un desorden alimentario.

La persona ocultará, por miedo, desconocimiento o vergüenza, sus preocupaciones que se irán tornando en obsesiones y las primeras conductas de compensación que pueda tener.

Aún así hay algunas pistas que nos pueden ayudar:

  • Colecciona o conoce todo tipo de dietas, información sobre calorías, alimentos, recetas, etc.
  • Se pesa muy a menudo.
  • Empieza a vestir ropa ancha para ocultar la pérdida excesiva de peso.
  • Evita comer con gente y pone excusas para no comer («yo ya he comido», «es que he merendado tarde», «estoy revuelta y prefiero no cenar», etc.)
  • Está nervioso/a durante las comidas o completamente ausente.
  • Donde antes hablaba constantemente de peso, tipos de alimentos o ejercicio físico aparece un silencio, la persona aprende a callar que se ve gorda o que desea perder peso.
  • La forma de comer se vuelve un ritual: solo come alimentos bajos en calorías o en grasa. Corta la comida en trozos muy pequeños, los mueve mucho en el plato para entretenerse en vez de comer, se esconde la comida o se le cae con frecuencia al suelo.
  • Aparece comida guardada y acumulada en lugares extraños.
  • Tiene cambios de humor a los que no encontramos explicación: explosiones de ira y momentos muy depresivos.
  • Comienza a aislarse: deja de hacer actividades que le gustaban y de quedar con gente.
  • El perfeccionismo hace que necesite controlar todos los aspectos de su vida: trata de ser demasiado amable y complacer a todo el mundo. Cuando se equivoca o fracasa en algo lo vive como algo insoportable.

Estos son algunos de los indicativos que te pueden hacer pensar que alguien está empezando o que padece un trastorno de alimentación.

Es muy importante ser delicados en este punto:

Si es alguien cercano/querido: consulta con EnMente para que profesionales especializados podamos orientarte a actuar de la mejor manera. No te enfades con la persona, no le ataques ni abordes el tema desde otra perspectiva que no sea la preocupación y la intención de ayudar.

“Los psicólogos de EnMente te asesoraremos para tratar que la persona se ponga en tratamiento”

Si no es alguien muy cercano/querido: evita todo comentario que tenga que ver con la comida, la alimentación, el peso o la imagen. No es necesario que hagas notar que te has dado cuenta de que «algo le pasa» o que «come muy raro».

Si crees que la persona puede estar empeorando y dudas de que esté recibiendo tratamiento puedes tratar de hablar con ella a solas, en un momento de calma, y de nuevo desde la preocupación. Nunca desde el cotilleo, la curiosidad o el aleccionamiento. Puedes consultarnos sobre las mejores formas de abordar esta conversación.

Consecuencias de la anorexia


Aislamiento social: la obsesión con la alimentación, el peso y la comida hacen que la mayoría de las situaciones sociales se vuelvan amenazantes.

Es importante entender que cuando la persona comienza a perder peso la gente de su alrededor se lo suele reforzar y señalar («¡qué guapa estás!» «¡has bajado mucho de peso!» «¡te veo estupenda!»).

Estos refuerzos ayudan a consolidar la enfermedad potenciando las obsesiones y la sobreimportancia de la imagen física.

El excesivo perfeccionismo hace que la persona sienta una enorme presión por mantener su imagen o recibir cumplidos como cuando le reforzaban su aspecto delgado.

Si cualquier cosa falla o no sale como esperaba, la situación se vuelve ansiosa. Además no podemos olvidar que la mayoría de acontecimientos sociales se realizan alrededor de la alimentación: ir a tomar algo, a comer o cenar.

Es frecuente que las personas que rodean a la paciente comenten cosas sobre cómo come o el tipo de alimentos que elige («no has comido nada hoy, ¿te encuentras bien?», «últimamente solo comes ensaladas, ¿estás a dieta? no lo necesitas»).

Comentarios aparentemente banales que la persona que está obsesionada con su alimentación siempre escuchará de forma negativa, como crítica o ataque personal.

Como consecuencia, empezará a evitar las situaciones sociales y a entender la alimentación como algo que controlar y tratar de hacer a solas. Es frecuente también que la persona se sienta incómoda si le ven comer por lo que puedan estar pensando de él/ella.

Es parte del trastorno ocultar los síntomas y lo que está pasando por lo que la persona miente a sus familiares y amigos, y se aísla aún más.

Baja autoestima: la absoluta focalización en la alimentación, el cuerpo y la imagen hacen que todo se mida en función a estas variables.

El perfeccionismo y la fuerte autocrítica van minando a la persona que siente que nunca hace las cosas suficientemente bien o está suficientemente delgada.

Esto genera una sensación de falta de control sobre su vida que alimenta el miedo y la ansiedad, haciendo que pierda confianza en sí misma y que vaya minando su autoestima.

La persona con anorexia nerviosa termina por ver todas las dificultades que la vida cotidiana presenta como un fracaso personal.

Problemas emocionales: la anorexia nunca viene sola, está íntimamente relacionada con la ansiedad, afecta al ánimo hasta llegar a la depresión y genera obsesiones que pueden terminar en trastorno obsesivo-compulsivo.

En algunos casos, la ansiedad y la desesperación pueden llevar a la persona a autolesionarse.

Problemas físicos: como consecuencia de la falta de nutrientes y de las constantes alteraciones en la alimentación, el cuerpo sufre mucho a nivel físico.

Aparecen alteraciones cardiacas y gastrointestinales, trastornos metabólicos graves, fallo renal, retirada de la menstruación e hipotensión. Todo esto, sostenido en el tiempo cuando la enfermedad es de larga duración, puede llevar incluso a la muerte.

Tratamiento de la anorexia


El tratamiento de los trastornos de alimentación requiere de un equipo multidisplinar de especialistas.

Las enormes consecuencias físicas antes descritas hacen que sea necesario un control médico estricto, generalmente medicación y terapia psicológica.

Como hemos explicado, la anorexia no es simplemente un problema con la alimentación. Se trata de un problema emocional que se manifiesta fundamentalmente a través de la comida y la imagen.

Además de todo el abordaje alimentario y de salud, es fundamental trabajar los motivos que desencadenaron el trastorno, así como la autoestima y relaciones sociales.

Por la complejidad de la anorexia, suele ser necesario que la persona cuente con apoyo externo de familiares, la pareja o amigos muy cercanos.

Desde EnMente Psicólogos hacemos un abordaje completo realizando también sesiones de terapia de familia para ayudar a las personas que rodean al paciente a que sepan cómo gestionar las distintas situaciones a las que se van a tener que enfrentar.

Si dudas si estás empezando con un problema alimentario o piensas que alguien cercano puede estar pasando por algo parecido, consulta. EnMente puede ayudarte.

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